

El aparente suicidio de un ministro siembra el miedo entre la élite rusa
El aparente suicidio del ministro ruso de Transportes, anunciado poco después de ser cesado el lunes por Vladimir Putin entre acusaciones de corrupción, conmocionó profundamente a la élite política.
Cientos de personas, entre ellos ministros y altos cargos de la administración, visitaron el jueves la capilla ardiente de Roman Starovoit instalada en el hospital presidencial de Moscú.
El político de 53 años fue hallado muerto el lunes en su coche horas después de haber sido cesado por el presidente ruso. Los investigadores aseguran que se disparó.
Aunque las circunstancias de su deceso todavía no están claras, los medios rusos señalan que Starovoit era objeto de una investigación por corrupción y que pronto iba a ser detenido.
"Es una gran pérdida para nosotros, muy inesperada. Estamos todos impactados", dijo a AFP Vasilisa, una mujer de 42 años, esposa de un compañero del fallecido.
"Era tan activo, alegre, amaba tanto la vida. No entiendo cómo ha podido pasar esto", agrega esta mujer con lágrimas en los ojos.
El ambiente era pesado en el velorio. Sus antiguos compañeros dejaban grandes ramos de rosas rojas junto al féretro abierto y marchaban rápidamente en sus lujosos vehículos.
Muchos asistentes rechazaron hablar con la AFP. Vladimir Putin no participó en la ceremonia.
- "Chivo expiatorio" -
Roman Starovoit fue gobernador de la región de Kursk, en la frontera de Ucrania, antes de ser ascendido a ministro en mayo de 2024.
Tres meses después, las tropas ucranianas tomaron una parte de esa región en una ofensiva sorpresa que supuso un revés para el Kremlin, que no retomó completamente el territorio hasta nueve meses después.
El sucesor de Starovoit al frente de esa región, Alexéi Smirnov, fue arrestado recientemente por el desvío de fondos destinados a reforzar el dispositivo defensivo en la frontera.
Las autoridades "intentaron hacer de él [Starovoit] un chivo expiatorio", asegura a AFP Andréi Pertsev, analista del medio independiente Meduza, prohibido en Rusia y catalogado como organización "indeseable".
La incursión ucraniana "se produjo principalmente porque no había suficientes soldados para proteger la frontera", pero era "más fácil culpar a un responsable civil", explica.
El caso se inscribe en una reciente campaña contra altos cargos sospechosos de haberse enriquecido ilegalmente durante la ofensiva rusa en Ucrania.
Los escándalos de corrupción han existido siempre en Rusia, pero la campaña militar sobre el país vecino ha cambiado las reglas del juego político, aseguran distintos analistas.
"Existían reglas antes por las que la gente sabía que, si llegaba lo suficientemente alto, ya no se la molestaba", estima Pertsev. "Pero estas reglas ya no funcionan", agrega.
- "Guerra santa" -
Aunque Putin prometía regularmente luchar contra la corrupción, los contados arrestos mediatizados se usaban para atacar a oponentes o eran resultado de las luchas internas dentro de la clase dirigente rusa.
Pero desde la ofensiva lanzada contra Ucrania en febrero de 2022, "alguna cosa en el sistema empezó a funcionar de manera completamente diferente", señala la politóloga Tatiana Stanovaya, del Centro Carnegie Rusia Eurasia, prohibido también en Rusia como organización "indeseable".
"Toda acción o inacción que, a ojos de las autoridades, amplíe la vulnerabilidad del Estado frente a acciones hostiles del enemigo debe ser castigada sin piedad y sin compromiso", estima Stanovaya.
Para el Kremlin, la campaña en Ucrania es una "guerra santa" que ha rescrito las reglas, dice en la misma línea Nina Jrushchova, profesora en la universidad neoyorquina The New School y bisnieta del exdirigente soviético Nikita Jrushchov.
"Durante una guerra santa, no se roba (...) Uno se aprieta el cinturón y trabaja 24 horas al día", resume.
En una muestra de estos nuevos tiempos, varios generales y responsables del Ministerio de Defensa fueron arrestados en escándalos de malversación en los últimos años. A principios de julio, el ex viceministro de Defensa, Timur Ivanov, fue condenado a 13 años de cárcel.
Este ambiente, asegura Stanovaya, ha provocado un "sentimiento de desesperanza" en la élite política en Moscú que difícilmente se disipará.
"En el futuro, el sistema estará preparado para sacrificar a figuras cada vez más prominentes", advierte.
X.Busch--FFMTZ