

El gobierno de Perú defiende la reducción de la reserva arqueológica de las Líneas de Nasca
El gobierno de Perú defendió este martes la reducción de un 40% de la extensa reserva donde se hallan los milenarios geoglifos de Nasca, bajo el argumento de que allí no existe patrimonio arqueológico y que los mineros ilegales que invaden la zona excluida tendrán que regularizarse.
Con la medida, publicada hace una semana en la gaceta oficial, el área de la Reserva Arqueológica de las Líneas y Geoglifos de Nasca, situada 400 kms al sur de Lima en la región Ica, pasó de 5.633 km2 a 3.235.
"No hay patrimonio arqueológico ni de otro tipo" en la zona afectada, defendió este martes el ministro peruano de Energía y Minas, Jorge Montero, en una conferencia con la Asociación de Prensa Extranjera.
Según las autoridades, en la gigantesca área actúan además desde hace meses pequeños mineros ilegales en una cantidad indeterminada, que ahora tendrán que solicitar permisos ante la retirada de la protección a ese territorio.
"Las personas que están actuando allí, tienen que poner a derecho sus actividades mineras, ahora que la zona ya no es patrimonio y ya no están en un supuesto de ilegalidad", dijo el ministro, que exhortó a los mineros a inscribirse formalmente.
La minería ilegal ha desatado una escalada de violencia causada por la fiebre del oro que tiene como epicentro a la provincia de Pataz, unos 900 kilómetros al noreste de Lima. El gobierno la declaró en mayo en emergencia y bajo control militar.
"Es muy desatinado" lo que afirma el ministro de Energía para justificar la medida en la reserva, señaló por su parte a la AFP Pieter Van Dalen, decano del Colegio de Arqueólogos del Perú.
"¿Cómo puede saber él, sin ser especialista, si hay o no hay restos? El recorte no solamente afecta a las Líneas sino a una serie de asentamientos que están en toda la zona", indicó el investigador.
Las famosas Líneas de Nasca, reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, tienen unos 2.000 años de antigüedad y toman la forma de figuras geométricas y animales, que solo pueden ser apreciadas desde el cielo.
El primer geogiflo se descubrió en 1927.
En septiembre una investigación científica japonesa apoyada con inteligencia artificial permitió descubrir en seis meses 303 nuevas formaciones en el desierto de Nasca, lo que casi duplicó el total conocido de estas misteriosas líneas, anunció el arqueólogo Masato Sakai, de la Universidad de Yamagata.
C.Engel--FFMTZ